sábado, 14 de octubre de 2017

Dualismo y dualidad

Muchas personas pueden ver la vida como un dualismo o como una dualidad. Palabras que parecen ser equivalentes, pero distan una de la otra, en la medida que su lectura permite una reflexión distinta dependiendo de la orilla desde donde se interpreta.

Un dualismo, dicen los filósofos, es una teoría que busca explicar una situación particular en función de dos factores o principios opuestos. Un ejercicio de contrarios que son de esencias distintas, que recaban características propias y que prácticamente se oponen uno al otro.  Esta es una idea que viene desde Descartes, cuando afirma que “los hechos del universo se explican mejor en términos de elementos irreductibles entre sí”.

De otra parte, la dualidad, etimológicamente viene del latín dualitas, que significa “conjunto de dos cosas enlazadas”, lo que supone en sí mismo una relación entre los dos conceptos que se complementan, que se nutren uno del otro. Una dualidad es el ejercicio de conexión de los dos elementos que la conforman, donde uno le da la identidad al otro y viceversa, una lectura de la realidad que no es opuesta entre sí sino complementaria y enriquecida desde la vista del otro.

Cuando vemos estas dos formas de pensamiento y posturas frente a la vida, entendemos que existen personas que sólo entienden su existencia desde los dualismos, desde las posturas radicales, que tratan de explicar el mundo a partir de un lado de la distinción sin darse la oportunidad de conocer la postura del otro y peor aún, catalogarla y calificarla como “equivocada” frente a su forma de ver la realidad, creyendo que está en posesión de la vista global del reto.

Este tipo de personas, vive en una segmentación de la realidad, tratando de descubrir las partes del todo sólo consultando su propia visión del mundo, fundando juicios de valor que carecen de la vista enriquecida de aquellos que observan su realidad desde perspectivas distintas. Los que viven con intensidad sus dualismos, están atrapados en su propio ego, sus propias verdades y sus propios resultados, perfectamente validados frente al segmento particular que es de su interés.

Los individuos que viven y reflexionan desde las dualidades, ven en cada objeto una posibilidad de relación complementaria, una relación algunas veces visible que logran determinar desde la experiencia práctica, otra veces invisible, que se revela desde la apertura de los participantes para arriesgarse a entrar en contacto con los otros. Toda relación supone un riesgo, situación que no es viable en los dualismos.

Los que viven una vida desde la dualidades no se desgastan en probar que su punto de vista es válido y probado, sino en construir una realidad conjunta con sus pares. Comprende que no tiene la vista total de lo que ocurre y por tanto, sabe que puede haber otras formas de percibir y analizar una misma situación. Lo anterior no quiere motivar una postura relativista del mundo, sino una oportunidad para complementar los saberes que tenemos frente al reto que la vida nos propone.

Cualquiera sea tu posición frente a la vida, dualismo o dualidad, recuerda que como seres contingentes que somos, no tenemos control de todo lo que ocurre, inevitablemente nos vamos a equivocar y que cada momento de nuestra existencia es una oportunidad para repensarnos y volver a desconectar lo que conocemos y crear una nueva espiral de aprendizaje que nos lleve al siguiente nivel.


El Editor. 

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