domingo, 11 de junio de 2017

El ser y la cuarta revolución industrial

Los acelerados avances tecnológicos establecen retos para los seres humanos, retos que nos hablan de pérdida de empleos, mayor individualidad, suplantación de personas por robots, entre otros, que llaman la atención sobre la tensión que existe entre el desarrollo tecnológico y el desarrollo humano y social. La llamada cuarta revolución industrial alerta a muchos y emociona a otros, una realidad que no es posible detener como esencia natural de la necesidad del hombre para hacer las cosas de formas distintas.

Las evoluciones tecnológicas se han agilizado en los últimos cincuenta años. Mientras de la primera a la segunda revolución industrial y de la segunda a la tercera, la humanidad tomó más de un siglo en alcanzarlas, esta última ha tomado menos de medio siglo. Una evolución apresurada del mundo por alcanzar mayores niveles de desarrollo y bienestar para la sociedad y dar el salto cualitativo y cuantitativo de una mayor conquista de la naturaleza y la prevalencia de la ciencia y el conocimiento sobre la materia.

Evolución de las Revoluciones industriales 
(Traducción libre: Gráfica en plantillas de PresentationLoad)

Cada vez que la humanidad enfrenta un salto tecnológico, social, político o económico, se presentan ganadores y perdedores, un resultado propio de las sociedades que viven compitiendo por los recursos, fundadas en las elaboradas reflexiones económicas que nos hablan de cómo alcanzar riqueza material para mantener un nivel de vida que asegure un mejor bienestar para todos.

Esta nueva revolución industrial asistida de “redes de humanos, máquinas y cosas”, establece una nueva frontera para la humanidad e inaugura una nueva forma de interacción social: personas-cosas, cosas-personas, cosas-cosas. Este contexto digitalmente modificado, amplia la visión de la vida como la conocemos hoy, donde las tecnologías inteligentes comienzan a ganar espacios como referentes “cognitivos” que nos asisten en las decisiones del diario vivir.

Estamos pasando de una era digital a una era cognitiva, una era donde se quiere tener más respuestas en poco tiempo, más capacidad de reflexión y sobremanera mayor capacidad para anticipar tendencias hacia el futuro. Esta necesidad del hombre de avanzar y anticipar, demanda mayores exigencias de procesamiento y aprendizaje, que las propuestas recientes asociadas con inteligencia artificial están capitalizando con desarrollos tecnológicos que muestran sus bondades en problemas concretos como la salud, predicción del tiempo, la seguridad nacional, entre otros.

Así las cosas, las habilidades y capacidades humanas y profesionales que se requieren para asumir el reto de la transformación hacia lo cognitivo, pasa por una recuperación del ser individual y único que somos, por la lectura transversal del mundo que reconoce las relaciones vigentes y emergentes de la vida, por el fenómeno trascendente que la tecnología no logra explicar ni experimentar, como el sello indeleble de la humanidad que se resiste a perderse en la magia de las innovaciones tecnológicas.

La cuarta revolución industrial deberá considerar al SER como su apoyo fundamental para lograr las transformaciones que tiene previstas, sin él, sólo será un movimiento científico-tecnológico con muchos desfiles de modas, que sólo dejarán vacíos en la implementación de poderosas innovaciones, con pocas y nuevas conquistas humanas y muchas ganancias empresariales y ejecutivas.

El Editor

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