domingo, 17 de julio de 2016

Coaching, Mentoring y Counseling

Tres palabras rondan la dinámica de las empresas y los retos de las personas estos días. El coaching, el mentoring y el counseling son tres ejercicios que buscan potenciar lo mejor de las personas cada una desde un propia conceptualización y fundamento.

En primer lugar, el coaching, en palabras de Whitmore (2015), “consiste en liberar el potencial de las personas, para que puedan llevar su rendimiento al máximo” (p.21). En este ejercicio se busca potenciar la conciencia, la responsabilidad personal y autoestima del individuo para que quiebre sus propios límites, aumentando la confianza en sí mismo conectando el “ser” y el “estar”, es decir, llenar de recursos a las personas y motivar el aprendizaje sobre sí mismo y sobre el mundo que lo rodea.

En el mentoring, a diferencia del coaching, “sí supone una enseñanza explícita sobre temas específicos” (Yuste, 2014, p.19), una orientación sobre el área de especialidad del mentor, para que el individuo tutelado analice y revise opciones a partir de sus indicaciones o establezca nuevas alternativas que surgen de la conversación con el mentor. La exigencia del mentor motiva a la persona a moverse de su zona cómoda y explorar nuevas “montañas” que confrontan su nivel alcanzado en ese momento.

El Counseling (o consejería) de forma diferenciada con el coaching y el mentoring, es un asesor con importantes conocimientos técnicos sobre una temática particular, para concretar una vista específica para aquel que consulta. El consejero aconseja, no decide sobre la situación particular. Ofrece una vista abierta de posibilidades en el tema donde se tienen las inquietudes, para que la persona explore y encuentre opciones que pueda tomar y aplicar según su criterio y necesidad.

En la gerencia moderna pareciera que el ejecutivo debería alternar entre todas estas opciones según se requiera para mantener sintonizado el actuar de su equipo para alcanzar los resultados. De otra parte, da la impresión, que de igual forma las personas requerimos alguno de los anteriores en algún momento de la vida, bien para hacernos conscientes de nuestras capacidades, bien para movilizarnos hacia niveles de exigencia mayores o para recibir una orientación que nos permita concretar una acción en un tema particular.

Si revisamos las tres prácticas podemos identificar elementos comunes que habilitan al ser humano para conectar su “realidad interior” y movilizar su “potencial” hacia el exterior. Estos elementos son: la vulnerabilidad, la curiosidad, las aspiraciones y el conocimiento de sí mismo.

El experimentar la vulnerabilidad, el sentir “que no se sabe”, que no se domina un área particular frente a una situación, crea un quiebre interno e intelectual que la persona puede capitalizar o negar. La vulnerabilidad abre oportunidades para desaprender, aprender y reaprender como condición para transformar el individuo y hacerlo un “otro diferente”.

Cuando lo anterior ocurre y la apertura está en la persona, la curiosidad aparece planteando opciones antes inexploradas. La curiosidad permite imaginar lo inimaginable y eliminar las barreras autoimpuestas para correr el velo de las opciones que se pueden concretar para crear un entorno diferente y, desatar la nube incierta que nos ha bloqueado hasta ese momento.

Las ideas generadas en este instante, para que sean una realidad, se deben conectar con las aspiraciones y sentimientos trascendentes del individuo para que encuentren vías concretas que lleven a su realización. Sin estas aspiraciones y motivaciones sintonizadas, las ideas sólo serán buenas intenciones que no cruzarán los linderos de la emoción, dejando la acción “en zona de parqueo”, muchas veces por tiempo indefinido.

Si las ideas pasan a la acción, la indicación del movimiento nace en el interior del individuo, en el real convencimiento de la persona para actuar frente al reto que supone la idea. El reto se convierte en una forma de movilizar la vida del ser y conectarlo con el hacer. La energía requerida para para lanzarse y perseverar en el desarrollo de un proyecto se nutren del ser, como fuente infinita de combustible emocional y profesional que mantiene la vista en el horizonte donde se conecta lo espiritual como lo terrenal.

Así las cosas, coaching, mentoring y counseling, son conceptos, prácticas y experiencias que están disponibles para todos aquellos que reclaman una oportunidad para ser diferentes, para alcanzar niveles de competencia y realización superiores; un momento de la vida donde nuestro “yo” se conecta con la esencia de lo “sobrenatural”, con la emoción de lo superior, para ser una mejor versión de nosotros mismos.

Referencia
Whitmore, J. (2015) Coaching. El método para mejorar el rendimiento de las personas. Barcelona, España: Paidos.
Yuste, F. (2014) Herramientas de coaching ejecutivo. Bilbao, España: Editorial Desclée de Brouwer. 

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