domingo, 11 de enero de 2015

Una nueva caja

Mucho que reflexionar por estos días llenos de noticias internacionales relacionadas con asesinatos, brechas de seguridad de la información, tensiones entre naciones, caídas de precios, entre otras, que nos advierten sobre un año lleno de movimiento y retos para cada uno de nosotros.

Lo que ocurre en el mundo no es otra cosa que el resultado de nuestras propias decisiones, el resultado de nuestras propias acciones, que lo queramos o no, implica consecuencias para nosotros y para aquellos a quienes afectamos con dichas determinaciones. Por ejemplo, las brechas de seguridad responden bien a actitudes de las personas frente a la protección de la información o a fallas de diseño o de producto que hacen parte de las aplicaciones que se tienen para proveer algún servicio, incluso el de protección digital.

Cuando actuamos frente a alguna situación, tomamos en consideración las condiciones previas de eso que vivimos o elementos de experiencia de otras personas, sino tenemos tales referentes sentimos y experimentamos mayor incertidumbre y por lo tanto, nuestra capacidad de acción o decisión se compromete. En el mundo en el que vivimos, cada vez más elaborado, complejo y asimétrico, ésta última condición es la más común y por tanto, debemos desarrollar las competencias necesarias para tratar y vivir con ella: la incertidumbre.

Desarrollar una competencia para enfrentar y tratar la incertidumbre, implica necesariamente tener la capacidad de anticipar y crear los entornos claves en el futuro. Esto es, pensar y proponer realidades novedosas que establezcan referentes concretos de acción, que permitan a las personas moverse con mayor claridad en su nueva realidad. No es solamente pensar “fuera de la caja” donde estamos, es “crear una nueva caja” que tenga la virtud de establecer nuevas formas de pensar, de conocer, de transcender y anticipar el mundo que queremos y deseamos.

Así las cosas, la realidad de mundo actual llena de contradicciones y en una escala de tensiones dominantes, no puede ser obstáculo para que nos neguemos la oportunidad de crear las condiciones de transformación que se requieren, pese a algunos que insisten en conservar el “status quo” y mantenerse en la comodidad de lo conocido, donde tienen aparentemente el control del contexto. El mundo no es un lugar dominado por la mayoría, es una oportunidad para construir una visión con los otros, es el escenario para atrevernos a rasgar las paredes de una “caja” que se deteriora y que nos engaña con sus acontecimientos.

Nada más cierto que estamos viviendo en una era digital y que no hay punto de retorno en ese destino. Por tanto, debemos aprender a tratar la información, a emparentarnos con el conocimiento y a retar nuestra condición actual, para que todo lo que se describe en el mundo que conocemos, podamos realinearlo y conducirlo hacia mayores niveles de comprensión, pues sólo así es posible, comprometer nuestros talentos y habilidades para concretar acciones que nos permitan sobrevivir en un mundo con sobrecarga de la información, con la exigencia permanente de innovación y conocimiento y sobre manera ansioso de respuestas, no solamente terrenales, sino espirituales.

El Editor. 

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