sábado, 14 de diciembre de 2013

El futuro: desafiando el status quo

El académico de la Universidad Autónoma de Barcelona, Joaquín Gairín Sallán, en su artículo “Cambio de cultura y organizaciones que aprenden” comenta: “(…) Más que decidir lo que vamos a hacer en el futuro, parece necesario tomar ahora las medidas que nos pongan en condiciones de poder decidir adecuadamente cuando en el futuro sea necesario. (…)”. Una frase que nos pone en perspectiva sobre lo que debemos hacer para enfrentar lo inesperado del mañana.

Para poder anticiparnos al futuro, es decir, poder construir desde hoy lo que queremos sea nuestra vida mañana, el académico nos ilustra que debemos tomar aquellas medidas fundamentales y establecer las condiciones necesarias y suficientes para que podamos decidir adecuadamente cuando el momento llegue. Esto es, mantener una visión concreta de nuestro mañana, para motivarnos a crearlo y perseguirlo desde hoy para que se haga realidad.
 
Pensar en el mañana, debe ser un ejercicio del presente y de realidades concretas. Entrar en un superávit de futuro, puede llegar a ser contraproducente y dispersar la atención de los interesados. Más bien, se quiere explorar y conocer nuestras habilidades actuales y capacidades reconocidas, para crear el contexto y la fundamentación requeridas, que permitan cambiar y transformar las estructuras conocidas, para crear nuevas cuando sea necesario.
 
El futuro es un juego de expectativas humanas y asimetrías de los mercados, lo que para un analista es un posible escenario, para el otro es algo diferente o totalmente divergente. Estamos atrapados en nuestra propia historia y manera del ver mundo, por lo que el ejercicio de anticipar o pronosticar basado en tendencias documentadas, es una respuesta a nuestro deseo de certidumbre, a nuestra necesidad de certeza y no una apuesta abierta para rasgar el velo de los nuevos retos emergentes.
 
En este sentido, nuestra apuesta no puede estar atada a lo que vemos hoy, a lo que percibimos y creemos actualmente, sino a preparar nuestra mente, nuestro entorno para desarrollar una plataforma que nos permite repensar el presente y cruzar los dominios del futuro, una realidad latente en cada uno de los individuos y que es impulsada por sus sueños y anhelos.
 
No preparar el escenario actual para crear el mañana, es atentar contra el plan celestial que se ejecuta día a día en nuestras vidas. Es retrasar la obra generosa y valiosa que nuestro buen DIOS tiene para cada ser humano, es detener las bendiciones y logros que debemos alcanzar, y los temores que debemos conquistar para cruzar la línea que divide el mundo conocido de aquellos que ven que las cosas pasan y el mundo inexplorado de aquellos hacen que las cosas pasen.
 
Por tanto, que vivamos fielmente nuestra vocación para desafiar el status quo, que nuestros talentos se maximicen en el ejercicio de la misma, para que podamos superar las barreras autoimpuestas por el mundo y por aquellos que se han quedado en la comodidad de sus logros, y así demos testimonio abierto de la renovación de nuestros retos, esos mares profundos, donde existe un encuentro personal permanente de tu humanidad con la divinidad.
 
El Editor.
 
Referencia
GAIRÍN SALLÁN, J. (2000) Cambio de cultura y organizaciones que aprenden. Revista Educar. No. 27. Pp 31-85.  Disponible en: http://educar.uab.cat/article/view/245/222 (Consultado: 14-12-2013)

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